miércoles, 25 de enero de 2012

Gracias

Cuando empiezas etapas nuevas en la vida es cuando en verdad empiezas a crecer como persona y como profesional. Pero de todas maneras, cuando llega el día en el que te enfrentas a un nuevo reto siempre necesitas aquellas palabras de aliento que te digan que pase lo que pase tú vas a salir adelante, que podrás con todo, y que confía plenamente en ti. Como aquella vez que decidí dejarlo todo y buscar otra carrera. Cuando mis padres se opusieron y quisieron darme la espalda. Solo tu me diste la mano, me brindaste una sonrisa y me alentaste. Creo que nunca te lo dije, pero gracias. Gracias a aquellas palabras no me he rendido y créeme que aprendí a luchar, todos los días.

Pero no lo niego, ayer después de aceptar aquel pequeño, pero primer empleo, a la salida estaba con la cabeza llena de cucos; si todo saldría bien, si se podría convertir en un trabajo estable y un sin fin de cosas más, y fue en esos momentos de reflexión que te recordé. Escuche tu voz y tus palabras de aliento, me animaste la tarde, sin querer, y sin querer me diste fuerzas y ganas para afrontar todas las cosas que están por venir. Y lo curioso de todo esto es que a pesar de que te has ido tan lejos tu recuerdo sigue haciendo cosas maravillosas por mi, aun sin querer queriendo. Gracias.

martes, 10 de enero de 2012



No nos gustaba la luz.

Y tampoco los prejuicios de la ropa,
sin ropa, así era mejor.
Nos gustaba la luz de la luna,
luz del sol en la tarde,
me gustabas tú,
desnuda y sin censura.
Y claro, la brisa,
la luna,
la luz de la luna,
y qué importa si insisto
en recordar tu piel desnuda.