martes, 10 de enero de 2012



No nos gustaba la luz.

Y tampoco los prejuicios de la ropa,
sin ropa, así era mejor.
Nos gustaba la luz de la luna,
luz del sol en la tarde,
me gustabas tú,
desnuda y sin censura.
Y claro, la brisa,
la luna,
la luz de la luna,
y qué importa si insisto
en recordar tu piel desnuda.