domingo, 21 de agosto de 2011

Este Poema


Y este poema
se deslizará por tus ojos.
Brillará en tu piel
e irrumpirá en la tempestad.
Te hará recordar los besos,
eternos.
Este poema.

Purpura, voz de miel.

Gritará fuerte en el olvido.
Volverá a reír sin permiso.

Este poema es mi poema,
solo para mí.

viernes, 19 de agosto de 2011

Memorias


Aun lo recuerdo. La ciudad estaba cubierta por un manto de nubes típicos de abril. Hacía frio. Salí temprano de la universidad y con un grupo de amigos decidimos ir a un bar. Cervezas iban y venían y mi corazón se revolucionó con el aroma perdido de ella. La lluvia continuaba con su incontable ruido en las calles y mi vista solo se perdía en la entrada de aquel bar, esperando a que ella llegue a rescatarme con su sonrisa, pero no llegó. Ella se encontraba en su curso de inglés y era imposible que apareciera.

Serían las tres y media cuando salimos del bar, todos estábamos un poco mal por el alcohol y otros olíamos a cigarrillo por el ambiente encerrado. Cada uno partió para su respectivo hogar y yo, no quería irme. Quería quedarme ahí, esperándola. Lo único que se me ocurrió para verla fue llamarla. Me dijo que estaba regresando a su casa y que si quería podíamos vernos ahí. Sin dudarlo fui. Tenía la esperanza de que en el camino el olor y la embriaguez me dejaran y poder llegar presentable, pero me fue imposible. Cuando llegué y ella me abrió la puerta su primera reacción al verme no fue sorpresa para mi. Reconoció al instante mi olor y mi cara de borracho. Por lo general cuando iba a visitarla solo me recibía en la sala de su casa pero aquella vez me llevó de la mano a su cuarto.

Al lado de su cuarto se encontraba un sillón para una sola persona en el cual me dijo que me siente – ojala que ya te pase esa borrachera que tienes - me dijo. Yo solo la veía. Aquella vez se había echo un peinado diferente y no pude evitar mirarla con ternura. Ella se dio cuenta – hoy no va a pasar nada – me dijo. Le dije que tampoco quería que pase nada, que me conformaba con mirarla. Seguía haciendo frio en la calle. Me levanté de mi sitio y me senté a su lado, cogí su mano, la bese y le pedí un abrazo de aquellos que uno necesita cuando se siente solo. Nos encontramos y volvimos a los besos que una vez fueron nuestros. Cuando reaccioné mis besos ya estaban por su cuello y las manos de ella me empezaron a quitar la camiseta y poco a poco nuestras ropas fueron quedando por el suelo y nuestros cuerpos se empezaron a cubrir con los mantos de su cama. Observé sus pechos desnudos con mis dedos y los reconocí con mis labios. Me sentí libre de amarla, de besarla y de abrazarla y me importó una mierda la desnudez de nuestros cuerpos. Nunca olvidaré los besos que le di en la frente y nunca olvidaré los “te quiero” que le dije y los que ella me dijo. Nos amamos por aquella tarde, o por lo menos yo la amé.

Se hizo de tarde y mientras recogía mi ropa más me abrazaba, invitándome a recostarme a su lado. Quería hacerlo, quería quedarme aquella noche en su casa, en su cama, a su lado, abrazarla y decirle que si algo quería en la vida era pasar días así, a su lado, afrontando los fríos de la ciudad, juntos. Pero aquella vez no se podía, ella no vivía sola y los otros ocupantes de la casa estaban por regresar. Cuando conseguí salir de sus hermosos abrazos y salir de su casa como un ladrón sin hacer mucho ruido descubrí cuanta falta ya me hacía. En el camino a mi casa encontré su aroma en mi piel y el olor de sus besos en mi rostro y el olor de su cuerpo mezclado con el olor de su cuerpo en mi mente.

Ahora, ha vuelto a llover, ha pasado más de un año desde aquella vez en donde la lluvia nos acompañó en la tarde, y aunque su olor y su recuerdo se hizo más presente en mi memoria gracias a la ayuda de ella y de otras tardes inconfundibles en donde combatimos la soledad, su olor y su recuerdo cada vez se van borrando, de a poco. Pero en las tardes de lluvia como hoy, se hacen más presentes y su olor y su recuerdo regresan, esperando que ella regrese.

jueves, 4 de agosto de 2011

Nuevos Sueños


Aun te sueño
más que nunca quizás.

Sigues ahí,
de pie en mi pensamiento,
alborotando el descontento.

Sonrío.

Hermosa, sigues hermosa
y aquella sonrisa tan tuya no se borra.

Pero en el astral ¿quién visita a quien?

¿Será que otra vez nos necesitamos?

¿Será que otra vez nos soñamos?

miércoles, 3 de agosto de 2011

Roots Radicals


Nunca olvidaremos el movimiento,
y siempre volveremos a la lucha,
sentir fluir la fuerza
y no dejar que nos rompan la cabeza,

ACCIÓN RADICAL!